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Daína Chaviano (Autor)

Entrevistas

Cuba es un fantasma que alimenta mi literatura

Autor: Vicente Morín Aguado

Fuente: Havana Times

Daína Chaviano es toda la gentileza del mundo. Disfruté la sencillez del intercambio con la autora de La isla de los amores infinitos, novela del escritor cubano vivo con mayor número de traducciones a otras lenguas, 26 hasta hoy, en inglés bajo el título The Island of Eternal Love.

A sus 62 años luce como la hierba recién nacida, alumbrando el verde claro de la esperanza. Y eso que ha escrito 13 textos con un éxito tal que integra la llamada trinidad femenina iberoamericana de la literatura fantástica y de ciencia ficción. De ella dijo la revista Críticas, EE.UU., enero/febrero 2004: “Es como si Ray Bradbury se hubiera casado con Michael Ende y coqueteara a veces con Anaïs Nin.”


Tres décadas en Miami, ¿qué significan en tu persona, en cuanto a la relación espiritual de un artista con su país?

Cuba es un fantasma que alimenta mi literatura. Allí nací, crecí, estrené amistades que duran hasta hoy: algunas quedaron dentro y otras han sido recuperadas en el exilio… Lo que soy, comenzó en esa isla. Pero aquella Cuba ya no existe, excepto en mis recuerdos y en la memoria colectiva de mi generación. Por eso es un territorio mítico y real a la vez, que sigue nutriendo mis ideas y mis sueños. La conservo como un escenario mental para las historias que he creado y, posiblemente, para otras que vendrán.   

Has dicho que especialmente aquí en Miami has conocido otra Cuba, otra visión histórica.  ¿Alguna clave que luego expresas en tu literatura?

No hay claves. Lo que quise decir no tiene otras lecturas. La Cuba que conocí cuando vivía allí fue un país fraccionado, a medias, con muchos rincones vedados para sus propios habitantes. No tuve acceso a ciertos libros, testimonios, autores y documentos que solo conocí cuando emigré. Fue en el exilio cuando pude completar los espacios alterados o mutilados que me faltaban para entender su historia. Es a través de mis novelas, plagadas de fantasmas, de viajes temporales, de reinterpretaciones mitológicas, que intento dar una imagen coherente para recomponer aquella realidad incompleta que me mostraron.

Escribiste con éxito antes de la era digital y lo haces ahora con éxito renovado. ¿Algún cambio en cuanto a las técnicas literarias, de la concepción de tus libros? ¿El mercado es ahora diferente? ¿Otras exigencias?

El mercado cambia continuamente, según los tiempos. Quizás la era digital haya marcado diferencias en cuanto al estilo de la narrativa mundial, pero no sé hasta qué punto haya influido en mi escritura. Sin duda, la inmediatez que exigen ahora los lectores —acostumbrados a las redes sociales y a una cultura visual marcada por el cine y la televisión— obliga a cambiar el ritmo de narrar. Pero esos cambios también han ocurrido en otros tiempos por diversas razones. Ningún autor de principios del siglo XXI escribe como otro de comienzos del XX. Tampoco las vanguardias literarias del XX escribían como los románticos del XIX. A todo eso hay que sumar que, en el plano individual, quien empezó su carrera con veinte años no escribe igual a los sesenta, independientemente de la época en que viva.   

Si mis enfoques temáticos han cambiado un poco, no se debe a razones de mercado, sino a que he madurado y tenido vivencias que han modificado mis puntos de vista. Incluso cuando vivía en Cuba, el enfoque y la perspectiva de mis libros cambiaba mucho de un texto a otro. El primero (Los mundos que amo) es completamente distinto al tercero (Historias de hadas para adultos), y el cuarto, (Fábulas de una abuela extraterrestre) no tiene nada que ver con el quinto (El abrevadero de los dinosaurios).

¿Coincide tu libro más vendido con tu libro más querido?

No tengo un libro más querido. Todos son igualmente valiosos para mí, porque fueron imaginados y creados con la misma pasión, porque cada historia era importante en el momento en que la concebí.

El hombre es un animal político, sentenció Aristóteles. Aplicando el concepto a la persona humana, ¿has podido sustraerte de la máxima aristotélica?

El hombre es un animal político en ciertas sociedades, pero es —bajo cualquier circunstancia— un animal emotivo e imaginativo. Su espiritualidad es mucho más potente y omnipresente que la política.  Mis personajes pueden ser influidos por eventos políticos, pero no es la política lo que rige sus vidas, sino su mundo espiritual. Un ciudadano de cualquier país occidental podría describirse como un animal político; pero un sacerdote druida, un masái o pigmeo de África, un indígena del Caribe prehistórico o incluso del Amazonas contemporáneo, no se guían por esos parámetros. Para esas culturas, el espíritu y las emociones son mucho más importantes.

Epílogo:
Durante la presentación en vivo de su novela Los Hijos de la Diosa Huracán, en la Feria del Libro Miami 2019, saludé a Daína antes de enfrentar una larga fila de lectores esperando por su autógrafo. No le pregunté por qué había abandonado Cuba 30 años atrás, porque esa interrogante tenía suficientes respuestas al consultar entrevistas anteriores: “La mayoría de los cubanos que viven en la Isla sueñan con abandonarla. La mayoría de los cubanos que ya viven afuera sueñan con regresar a su país después que todo cambie”. (Daína, respuesta a Milán Resic, Serbia 2017)
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Vicente Morín Aguado. Periodista cubano independiente para Havana Times, Cubanet y Diario de Cuba. Arqueólogo. Investigador de historia y cultura aborigen, especializado en pictografías precolombinas.